lunes, 8 de junio de 2009

Daniel Brühl y la crítica al capitalismo...


No voy a hablar acerca de la ideología de este fascinante actor, ya que no la conozco, y no es que él se caracterice por una postura política o por ser muy activista, sin embargo es el protagonista de dos filmes que tocan el tema del capitalismo de formas sublimes. Pareciera como si al actor nacido en España le gustaran los filmes con tintes del tipo "crítica constrictiva al capitalismo".

El primer proyecto es "!Adios a Lennin! (Goodbye Lennin!) estrenada en el año 2003 y dirigida por el alemán Wolfgang Becker, Daniel interpreta a Alexander Kerner, un jóven que vive en la República Democrática Alemana, antes de la caída del muro de Berlín, su madre, una socialista orgullosa cae en coma y despierta 8 meses después de la caída del mismo. Dadas las indicaciones del doctor de que ella no debe tener ningún sobresalto o sufriría otro infarto, Alex decide ocultarle la verdad a su madre. Convierte su apartamento en una isla anclada en el pasado, lo que comienza como una mentira piadosa se convierte en un sólido relato acerca de la utopía del mismos socialismo y es que, Alex, con el deseo de salvar a su madre, escribe su propia historia del país, añorando como hubiese sido una republica solidaria y abierta al mundo.

El siguente proyecto es "Los edukadores (Die fetten Jahre sind vorbei)" dirigida por el austriaco Hans Weingarther. Aquí Daniel interpreta a Jan quien, junto con su mejor amigo Peter, son unos idealistas convencidos de lo horrible del capitalismo, así pues, crean terror psicológico entre la sociedad más acomodada, entran a sus casas, desordenan las cosas dejando el siguiente mensaje Die fetten Jahre sind vorbei (Sus días de abundancia estan contados). Jule es una camarera quien trabaja horas extras para pagar una deuda con un millonario a quien le destruyó su lujoso auto. Cuando el novio de Jan, Peter sale de vacaciones hacia Barcelona, Jan le muestra a Jule el secreto su secreto y entran a la casa de el millonario con el que Jule tiene la deuda, Hardenberg, dado que Jule deja su celular en casa del hombre, al regresar a buscarlo, Hardenberg los descrubre y, ayudados por Peter, lo llevan secuestrado a una casa de campo. Ahí se da una relación muy especial entre los 4 habitantes.

La forma de abordar el tema de los dos directores no es la misma, aunque los temas sean parecidos, Becker maneja el socialismo de una forma nostálgica, recordandonos lo frágil que son los sistemas económicos y su repercusión en todos los aspectos de la vida en sociedad. Por su parte Weingarther muestra su lado anarquico, con una crítica a las repercusiones del capitalismo, en donde gracias a la libre competencia, la repartición de la riqueza es desigual.

Por su parte Daniel Bruhl nos muestra una capacidad histriónica memorable en las dos cintas, pasando de la aparente tranquilidad para hacernos reir y llorar, entendiendo y expresando la nostalgia e inocencia de Alex hasta la incertidumbre e idealismos de Jan. Dos extraordinarios ejemplos de cine, en el que dejan muchas reflexiones acerca del capitalismo en nuestros días.