jueves, 15 de septiembre de 2011

Miss Bala (2011) dir. Gerardo Naranjo

El año pasado, Luis Estrada sorprendía al público mexicano con su sátira acerca de la ficticia  guerra contra el narcotráfico que el gobierno federal inicio desde el 2006. Por muy intensa y directa que fuese la crítica,  "El infierno" nos presentaba un escenario más bien pintoresco en donde aún podíamos soltar un par de carcajadas y pensar en que, tal vez, la situación mejoraría. Ya en este 2011 el escenario no es el mismo, la situación ha cobrado la vida de las de 40 mil personas(1) y es imposible vislumbrar un futuro positivo para el país. 

Situado ya en este contexto Gerardo Naranjo nos presenta su tercer largometraje contando la historia de Laura Guerrero (Stephanie Sigman), una aspirante a reina de belleza de Baja California quien se ve forzada a inmiscuirse en el negocio del narcotráfico. Dejando de lado cualquier clase de humor, la cinta retrata el mismo irreconocible país en el que, lamentablemente, todos transitamos diariamente. Ése en donde los ciudadanos hemos sido abandonados por la una clase política descompuesta, quienes, cínicamente solo buscan enriquecerce a costa de una confundida clase trabajadora. 

Aunque el género de la película es acción, la cercanía del tema hace que cada una de las secuencias sea una experiencia sórdida, ayudado de varios planos-secuencia, muy bien dirigidos; el realizador sabe representar la violencia sin ninguna clase de adorno artificial. La acción está ahí, en los ojos de la espléndida y bella protagonista; nos movemos junto a ella, sin querer realmente acompañarla en ese infernal viaje. Las actuaciones, así como la estética de la cinta son de un realismo que raya en el documental. Haciendo de la experiencia escalofriante por momentos. 

Irónicamente se presenta a Laura como una humilde mujer quien sueña con entrar a un concurso de belleza, haciendo hincapié en el discurso sobre el presentar cosas hermosas y glamurosas, para así,  negar una siniestra realidad. A pesar de ello, el director no pretende presentar culpables o dar juicios adelantados. Simplemente deja que la realidad sacuda al espectador para que al unisono podamos gritar: ¡Ya basta!

Calificación: MB



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